El pasado 17 de enero, la Asociación familiar Naira, en colaboración con la Asociación familiar Ucanca y FUCEC, invitaron a don Alfonso Aguiló, experto en el ámbito de la educación, presidente de la Fundación Arenales, de la CECE, y otras entidades educativas promotoras de centros de enseñanza en España y otros países, a impartir una conferencia-coloquio sobre «la educación como encuentro personal, familiar y social».

El encuentro tuvo lugar a las 19h en el Hotel Taburiente, dirigido fundamentalmente a familias y docentes, y a todas aquellas personas que, de alguna manera, sienten una inquietud por la educación.

Durante los cincuenta minutos que duró su exposición, Aguilo consiguió transmitir una visión optimista y esperanzadora de la tarea educadora, partiendo de las relaciones personales con nuestros hijos y el diálogo, previniendonos ante una falsa idea de una buena educación o una educación de élite, como la mejor manera de adquirir conocimientos, que se aleja de la idea de que la calidad de la educación es la calidad de las personas.

Aguiló animó a los presentes a apostar por la educación de los hijos, sin desanimarse quizás en el período más difícil, la adolescencia, exponiendo que «el gran motor de mejora personal es que tenemos que educar a otros; qué suerte que tengamos esa necesidad».

Los asistentes se sintieron muy identificados cuando hablando de esta etapa tan complicada como es la adolescencia, Aguiló expuso con claridad los retos a los que se enfrentan padres y educadores, en la que no se comparten los ideales una generación con otra, «no hace falta entender, si no mejorar las relaciones personales, porque seguramente no se entienden ( los adolescentes) a sí mismos».

Nos advirtió de un peligro muy común, y es que quizás, con buena intención, a veces, en vez de educar, «adoctrinamos», porque queremos que nuestros hijos compartan nuestros mismos valores. Sin embargo, Aguiló animó a los presentes a que nuestros hijos tengan sus propias ideas, no las nuestras, «los valores se inspiran», lo que llevó de nuevo, a recalcar el papel del ejemplo, el diálogo y el encuentro personal.

La conferencia terminó con preguntas de los asistentes en los que se transmitía esa inquietud para educar en un ambiente, a veces tan hostil. Aguiló supo exponer a los presentes cómo esos aspectos negativos de nuestra sociedad pueden convertirse, con el diálogo y el encuentro personal, en circunstancias tan aptas para la educación como ambientes favorables, si nuestro objeto es hacer de nuestros hijos mejores personas.